Un día antes había salido a hacer las compras correspondientes. Revisé en mi memoria todos los ingredientes que harían falta y pude conseguir todo lo que buscaba.
Dejé en cada recipiente, lavado, picado, cortado, todo lo que necesitaría para hacer la gran mezcla.
Empecé por la tortilla de huevo mientras el arroz se iba haciendo en la olla. Seguí por saltear el pollo, le eché un poco de ajo –nos encanta– luego pasé a saltear la cebolla china e inmediatamente después todos juntos fueron echados a la olla con arroz, porque no tenemos wok.
Tenía también el riquísimo frejol chino (mi amiga Fiorella puede confirmar mi pasión por ellos) que fue agregado al final para mantener su crocante textura. Todo fue mezclado con mucha dedicación, de tanto en tanto le iba echando el aceite de soja, que para los peruanos es el gran sillao. El plato estaba casi listo pero sentía un olor diferente, extraño, no malo, pero extraño.
Cuando pasé a probarlo, efectivamente el sabor era diferente. Le agregaba sal pero no podía arreglar ese sabor intruso en el plato. Sentí una profunda desilusión. No entendía que podía haber pasado. Luego recordé que cuando fui a comprar la cebolla china no la había visto muy agraciada, la había olido, volteado y hasta comparado con ramas similares y aún así no dudé de ella.
Volví a probar el plato, pero seguía igual, con un sabor fuerte y amargo. Me dio mucha pena porque Martín no comería el ansiado arroz chaufa que extrañábamos tanto.
Él fue muy generoso y dijo que el plato estaba muy rico. Yo sabía que me engañaba para no hacerme sentir mal.
Horas más tarde me encontré con nuestro amigo David Kamt (médico acupunturista, peruano, chino, bromista) vía chat, le comenté sobre mi arroz chaufa, le dije que no había salido muy bien. Él se rió de la situación, una peruana –casi china– en China…
Riéndonos, en realidad burlándonos, le comenté sobre la desagraciada cebolla china que le había echado y mencionó las palabras mágicas: "en China no existe la cebolla china".
No lo podía creer, esto era una broma seguro. Pero no era una broma, era la verdad.
No existe la CEBOLLA CHINA que los peruanos conocemos como CEBOLLA CHINA. A los ojos parecida tal vez pero de sabor muy diferente y fea sí es.
Después de esto pude aliviar mi alma porque todavía quedaba bastante arroz chaufa para recalentar.
Traicionera cebolla "china"