viernes, 1 de abril de 2011

DEMOLICIÓN


Parece ser y luego no es.
A una cuadra había un mercadito de verduras. Salvación para una ama de casa joven inexperta en la cocina. Un buen día no estaba más.
A dos cuadras había una tienda de productos multiusos. Salvación para una ama de casa joven inexperta en productos de limpieza y arreglos del hogar.
A media cuadra había un restaurant de comida china. Salvación para una ama de casa aprendiz en platos orientales.
Todo esto había y más. Un buen día dejaron de existir.
Todo en China es así. Un día existe un negocio. Al día siguiente sólo hay escombros de él. Y al día siguiente se levanta una nueva pared.
Es impresionante cómo de la noche a la mañana se cierran los negocios pero inmediatamente después se abren otros.
Hoy de camino a la pastelería, en la esquina de casa, veo algo distinto. La esquina era mucho más amplia y se divisaba la otra calle. Se habían bajado toda la pared y había muchos chinitos de naranja dando vueltas por ahí. 


Viernes 1 de abril. Se bajaron la pared.
Sábado 2 de abril. Están plantando arbolitos.











Mi calle anda en constantes cambios. Toda China anda en constantes cambios. Por todos lados se contruyen y abren negocios. La rapidez con la que levantan las paredes es alucinante. Son miles de chinitos en pos de lo mismo.
El otro día escuchaba esto: “Si el chino se lo propone…”
Y sí que es cierto.
Lo único malo de esto es que no puedo confiarme en que a la mañana siguiente voy a  encontrar mi tienda favorita al lado. Como el pequeño mercadito que me sacaba de apuros.
Beijing es una ciudad que crece constantemente. Son millones de chinos con una misma tarea: hacer de su país la primera potencia mundial. Y seguro lo van a lograr. 


Los jóvenes de mi edad tienen diferentes empresas. Manejan mucho dinero. Yo me siento tan pobre al lado de ellos.
No puedo imaginar como será de acá a dos años. Menos aún en veinte. Si ahora me parece monstruoso... no entra en mi cabeza como se verá todo esto con el pasar del tiempo. No sé si lo vea. No sé si pueda volver a este país que es, especialmente para sus propios habitantes: único en el mundo.

 

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